NOVEDADES






¡¡NUEVO!!

Mi trabajo de Memoria de Licenciatura sobre la Iglesia Barroca de San Cayetano en Madrid,

que presenté en 1984, lo he publicado en este enlace:

https://maitearte.wordpress.com/2017/05/02/memoria-de-licenciatura-sobre-la-iglesia-de-san-cayetano-de-madrid/




       
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Toda la información la podéis ver en:    http://maitearte.wordpress.com/




lunes, 8 de mayo de 2017

Tema 9 - II. LA PASIÓN DE CRISTO

LA PASIÓN  DE CRISTO


El Ciclo de la Pasión está formado por el martirio, la humillación y la muerte de Jesús, desde su entrada en Jerusalén hasta su Resurrección.
Su riqueza iconográfica es muy superior a la vida pública de Jesús.

ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALÉN: DOMINGO DE RAMOS. Evangelio según san Mateo 21, 1-11

Cuando llegaban a Jerusalén para celebrar la pascua, Jesús les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó. (Mira a tu rey, que viene a ti humilde, montado en un asno)
Antes de entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso, tal como se solía saludar a los reyes.
Los que iban junto a Jesús gritaban: "¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna (Viva) en el cielo!"
Preguntaban ¿quién es? y les respondían: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. Esta fue su entrada triunfal.
La muchedumbre que le seguía estaba formada por hombres, mujeres y niños. Algunas de estas personas habían estado presentes en los milagros de Jesús y habían escuchado sus parábolas. Esto les llevó a alabarle con palmas en las manos cuando entró en Jerusalén.
Fueron muchos los que siguieron a Cristo en este momento de triunfo, pero muy pocos los que le acompañaron en su pasión y muerte.
Los sacerdotes judíos buscaban pretextos para encarcelarle, porque temían lo mucho que la gente le amaba y como le habían aclamado al entrar a Jerusalén.
Jesús se representa a lomos de un borriquillo blanco seguido de los apóstoles y bendiciendo a la multitud que le aclama con palmas y cánticos. (Domingo de Ramos)
Entrada de Jesús en Jerusalén. S. XII. Mosaico de la Capilla Palatina de Palermo, Sicilia. (p. 265)

LOS MERCADERES ARROJADOS DEL TEMPLO.  San Juan 2, 13-25

Se acercaba la Pascua judía y Jesús encontró en el Templo a los vendedores de ovejas, palomas y cambistas.
Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas.
No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado.
Fueron expulsados por profanar este recinto sagrado.
Cristo expulsó a quienes profanaron el templo y nosotros debemos expulsar de nuestra vida lo malo.
Los judíos le replicaron y Jesús les respondió: Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré. (Su cuerpo).
Cuando resucitó de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.
La furia de Jesús con el látigo está prefigurada por la ira de Moisés rompiendo las tablas de la Ley. (Hércules)
Los teólogos de la Reforma vieron en Cristo una imagen de Lutero limpiando la Iglesia.
El Concilio de Trento, vinculó la escena con el castigo a los protestantes y con la Pasión de Cristo.
El tema pictórico ofrece muchas posibilidades plásticas por su dinamismo y la suntuosidad de la arquitectura.
El Greco. Expulsión de los mercaderes del templo. Instituto de Arte de Minneapolis. Última pintura de El Greco en la Iglesia de San Ginés de Madrid. (p. 266)

LA ÚLTIMA CENA.  LA PASCUA.  LA EUCARISTÍA

La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén exasperó a sus enemigos que le quisieron ver muerto.
Utilizaron a uno de sus discípulos, Judas Iscariote, prometiéndole 30 monedas de plata si entregaba a Jesús.
En aquellos días, con motivo de celebrar la Pascua, Jesús y sus apóstoles se reunieron en la sala del Cenáculo para comer el cordero pascual siguiendo la Ley (Jueves Santo).
Jesús lavó los pies a sus discípulos y anunció la traición de Judas. Bendijo el pan y el vino e instituyó la Eucaristía.
La iconografía de la Santa Cena es el símbolo de la institución del sacramento de la Eucaristía.
El arte bizantino plasmó a Cristo ofreciendo el pan y el vino en los mosaicos y pinturas. En otras ocasiones aparece acompañado de ángeles en la Divina liturgia. (P.267)
En Occidente, durante la Edad Media se ubicó a los apóstoles en una mesa en forma de media luna, herencia del triclinium romano. En donde se recuestan los apóstoles, mientras Jesús se sitúa en un extremo.
Un triclinio es una estancia destinada a comedor formal en un edificio romano. El triclinio se caracteriza por utilizar tres sillones para permanecer recostados, dispuestos alrededor de una mesa baja normalmente cuadrada, en tres de sus lados, en forma de U, dejando espacio.
Con el tiempo los apóstoles se sientan en mesas redondas o rectangulares presididas por Cristo. (No están de pie)
Juan, discípulo predilecto, suele recostar su cabeza sobre el pecho de Jesús y Judas carece de nimbo o esconde la bolsa con las 30 monedas.
El nimbo es el resplandor o círculo luminoso que se representa encima o detrás de la cabeza de las imágenes divinas o de santos como símbolo del aura que emanaban.
Leonardo Da Vinci en la Cena de Milán crea la iconografía de Cristo en el centro del eje compositivo con 6 apóstoles a cada lado en grupos de 3 y capta la sorpresa y reacción de los apóstoles cuando Cristo dice que uno le va a traicionar.
El Concilio de Trento primó como Bizancio la institución del sacramento de la Eucaristía sobre las emociones de Leonardo, proclamando la Transustanciación, conversión del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo.
El arte de la Contrarreforma concebirá el tema como una Comunión de los apóstoles.
El antecedente es el fresco de Fra. Angélico en una celda del convento de San Marcos.
Fra. Angélico pinta a Cristo y los apóstoles de pie en torno a la mesa recibiendo la comunión. A la izquierda aparece la Virgen María arrodillada y a la derecha el resto de los apóstoles de rodillas, apareciendo Judas con nimbo negro.
El Antiguo Testamento contenía prefiguraciones claras (representación anticipada de una cosa) de la Eucaristía:
1-    El pan y el vino dado por Melquisedec a Abraham.
2-    La Pascua de los judíos antes del Éxodo.
3-    La caída del Maná en el desierto.
4-    Elías alimentado por un ángel.
5-    Los milagros con alimentos de Jesús.
La Santa Cena es la Eucaristía. Consagración del pan y el vino y una Comunión apostólica y es un tema crucial contra los protestantes que rechazan los sacramentos.
Pedro Pablo Rubens plasmará los sacramentos y el triunfo de la Eucaristía y de la Iglesia en sus pinturas para el Museo del Prado y en los cartones para tapices del convento de las Descalzas Reales de Madrid.
Lucas 22:7-20. La última cena
Cuando llegó el día de la fiesta de los Panes sin levadura, en que debía sacrificarse el cordero de la Pascua,  Jesús envió a Pedro y a Juan, para preparar la Pascua.
“El Maestro preguntó: ¿Dónde está la sala en la que voy a comer la Pascua con mis discípulos? Le mostraron en la planta alta una sala amplia y amueblada para la cena.
Jesús y sus apóstoles se sentaron a la mesa y les dijo: “deseo comer esta Pascua con ustedes antes de padecer”.
Tomó pan y, después de dar gracias, lo partió, se lo dio a ellos y dijo: Este pan es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí.
Tomó la copa después de la cena, y dijo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes.
Mateo 26, 20-25 / Marcos 14, 17-21 / Lucas 22, 21-23
Jesús dijo:"Les aseguro que uno de ustedes me entregará".
Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería. Uno preguntó: "Señor, ¿quién es?"
"Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato". Y se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.
Jesús dijo: "Realiza pronto lo que tienes que hacer". Pero ninguno comprendió por qué le decía esto. Judas salió. 

LAVATORIO:  HUMILDAD y PURIFICACIÓN

Durante la Cena, Jesús se levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura.
Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla.
Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: “Si yo, que soy el Maestro, les he lavado los pies, ustedes deben lavárselos unos a otros”.
El gesto de humildad del Maestro, que lava los pies a sus discípulos, ha variado a lo largo de la Historia.
En Bizancio Jesús se arrodilla ante Pedro. Para la Contrarreforma fue excesivo e incorporó a unos ángeles que le asistan en su tarea.
El resto de los apóstoles se descalzan y esperan su turno para ser purificados. Es limpiarse para recibir a Dios.

LA ORACIÓN EN GETSEMANÍ. LA ANGUSTIA

Acabada la cena, Jesús se dirigió con sus discípulos al huerto de Getsemaní, en la falda del Monte de los Olivos, donde con gran angustia oró con Pedro, Santiago y Juan.
Antes del Prendimiento Jesús reza arrodillado para no sucumbir al agotamiento y es confortado por un ángel que porta el cáliz y la cruz de la Pasión, mientras duermen los tres discípulos (Pedro, Santiago y Juan).
La escena se desarrolla en un huerto cerrado con olivos. El tema aparece en los mosaicos de San Apolinar de Rávena, siglo VI, y es recuperado a partir del Renacimiento.
Botticelli pintó la Oración en el Monte de los Olivos en 1500. Granada, Museo de la Capilla Real. (p.269)

EL BESO: LA TRAICIÓN Y EL PRENDIMIENTO

Judas llegó a Getsemaní con gente armada y tras besar a Cristo, como símbolo de la traición le prendieron.
Judas se arrepintió de las consecuencias de su traición y se ahorcó al amanecer del Viernes Santo.
El remordimiento y el suicidio de Judas se han tratado poco en el arte, pero se presentan en los capiteles de los claustros medievales para reflexionar sobre la traición.
Jesús es vendido por Judas como lo habían sido en el A. Testamento José por sus hermanos y Sansón por Dalila.
Suele representarse a Judas pelirrojo y vestido de amarillo, besando al Maestro por ser la señal pactada.
El beso de Judas de Giotto es la escena que centra el muro inferior de la capilla Scrovegni, en Padua.
La traición de Judas ocurre en el primer término de la composición. El resto de los personajes reflejan la confusión y el dramatismo de la escena. Giotto sitúa esta escena nocturna a  la luz de las antorchas. Judas rodea a Jesús con su manto para venderle con su beso. Las dos figuras se miran fijamente.
A la izquierda, Pedro corta la oreja a Malco, mientras que los fariseos y soldados con sus armas comienzan el enfrentamiento al fondo y a la derecha. (p.270) Malco, criado del Sumo Sacerdote, según el relato evangélico.
Esta obra de Van Dyck está inspirada en modelos venecianos. El cuadro del Museo del Prado fue propiedad de Rubens, a cuya muerte fue adquirido para Felipe IV.

CAIFÁS y PILATO, GOBERNADOR ROMANO

El Sanedrín había decidido que Jesús era culpable de blasfemia y debía morir, pero al estar bajo la ocupación romana, no podían infligir la pena capital, así que tuvieron que llevar el caso ante Pilato, el gobernador romano. Este trámite tiene gran importancia.
Pilato creía que Jesús era inocente y recurrió a la costumbre por la que el gobernador dejaba en libertad a un preso durante la Pascua, pero los judíos prefirieron liberar a Barrabás y condenar a Jesús a la cruz.
La mujer de  Pilato le dijo: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por él.
Caifás, Sumo Sacerdote judío, estaba casado con la hija del ex Sumo Sacerdote Anás y se mantuvo como máxima autoridad religiosa judía durante toda la administración de Poncio Pilato, Gobernador romano de Judea.
Según el Evangelio de San Juan, las noticias sobre la resurrección de Lázaro realizada por Jesús alarmaron a los Sumos Sacerdotes, hasta el punto de que el Sanedrín (tribunal supremo de los judíos) se reunió en una sesión extraordinaria, para decidir qué harían con Jesús.
Fue presidida por Caifás, pero su suegro Anás influyó en la resolución del caso. Caifás dijo: "conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación".
Al anochecer, después del arresto, fue llevado a casa de Anás donde fue detenido, interrogado y golpeado.
Anás se lo entregó a Caifás, pero Caifás no podía ordenar pena de muerte y llevó a Jesús ante Pilato, gobernante romano en Judea, para que decidiera. (Mateo 27:2)
Los romanos no realizaban ejecuciones por transgredir la ley judía. La blasfemia no tenía validez para Pilatos.    Como Jesús era galileo, jurisdicción de Herodes Antipas, lo remitió a Herodes, que estaba en Jerusalén (Lucas 23:7).
Herodes se burló de él vistiéndole con una ropa espléndida como de reyes y se lo regresó a Pilatos (Lucas 23:6-12).
Pilatos no lo encontró culpable, y dejó que la muchedumbre decidiera su suerte, dándoles a escoger entre liberar al preso Barrabás o liberar a Jesús.
La muchedumbre animada por los sacerdotes escogen la liberación de Barrabás y la crucifixión de Jesús (Mateo 27:15-26).

LA NEGACIÓN DE PEDRO. ARREPENTIMIENTO

Pedro estaba sentado y una sirvienta se le acercó y dijo: Tú también estabas con Jesús el galileo. Pero él lo negó delante de todos ellos, diciendo: No sé de qué hablas.
Cuando salió al portal, lo vio otra sirvienta y dijo a los que estaban allí: Este estaba con Jesús el nazareno. Y otra vez él lo negó con juramento: ¡Yo no conozco a ese hombre!
Se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: Seguro que tú también eres uno de ellos.  Entonces él comenzó a maldecir y a jurar: ¡Yo no conozco a ese hombre!
Un gallo cantó y Pedro recordó lo que Jesús había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
Arrepentido lloró amargamente. (Mateo 26:69-75)
El Concilio de Trento relaciona las lágrimas de Pedro y de María Magdalena con el sacramento de la penitencia.
El Greco representa al apóstol con los ojos llorosos vueltos al cielo, mientras que La Tour en Francia plasma a Pedro abrumado por la culpa ante el símbolo del gallo. (P. 271)

FLAJELACIÓN Y ESPINAS. ECCE HOMO

Cristo fue despojado de sus vestiduras y atado a una columna para azotarle. Los soldados que le flagelaron le pusieron un manto púrpura, una corona de espinas y una caña en la mano a modo de cetro para burlarse de él.
Pilato al verle en tan lamentable estado, creyó que sería suficiente para los judíos, pero la multitud pidió que Jesús fuese crucificado. Pilato se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy de la sangre de este justo.
Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.
El lavatorio de las manos de Pilato como inocencia es escasamente representado en el arte y se opone al lavatorio de los pies de Jesús como señal de humildad.
La flagelación es representada en el arte, especialmente durante el Siglo de Oro.
Jesús es coronado de espinas en su condición de rey de los judíos y vestido con la clámide púrpura es presentado a la multitud: ahí tenéis al hombre (Ecce Homo).
La iconografía del Ecce Homo es tardía. Tiziano destaca la imagen aislada y llena de patetismo del Redentor, que llegará hasta los artistas del siglo XIX.

LA VERÓNICA

Hacia el medio día del Viernes Santo, Jesús emprendió el camino del monte Calvario, en hebreo Gólgota, con una pesada cruz, cuyo gran peso le hizo caer 3 veces.
Mientras lo conducían, echaron mano de Simón de Cirene, el cirineo, que volvía del campo y le cargaron la cruz para que la llevase detrás de Jesús.
La imagen de Cristo con la cruz a cuestas camino del Calvario infunde piedad y suscita el patetismo.
Durante el recorrido tuvo lugar el patético encuentro con su madre y con las Santas Mujeres.
Se toman de los Evangelios apócrifos los encuentros de Jesús con su Madre, que se desmaya ante tanto dolor.
La Verónica era una mujer piadosa que, compadecida por su sufrimiento, le limpió el rostro con una tela en la que quedaron impresas las facciones de Jesucristo (santa Faz).
La Verónica es en realidad una leyenda que explica la presencia en Roma de una imagen de Cristo de origen bizantino, a la que se le atribuían propiedades milagrosas: la Vera Icono (Verdadera Imagen).
Los artistas hicieron de la leyenda de la Verónica una mujer con su iconografía a finales de la Edad Media.
Se ha convertido en la protagonista de la Cuarta Estación del Vía Crucis. Se la representa sola o junto a Cristo abatido por el peso de la cruz, sosteniendo entre sus manos la Santa Faz. (p.274)

CRUCIFIXIÓN

Crucifixión de Jesús(Mt.27.32-56; Mr.15.21-41;Jn.19.17-30)
Tomaron a Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. Le seguía gran multitud y mujeres que lloraban.
Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque vendrán días en que dirán: Bienaventuradas los vientres que no concibieron y los pechos que no criaron.
Al llegar al monte Calvario (Calavera) le crucificaron junto a dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Jesús dijo: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y echaron a suertes las vestiduras de Jesús.
Los soldados también le escarnecían, acercándole vinagre.
Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: INRI, Iesús Nazareno rey de los judíos.
Uno de los malhechores le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, nosotros recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.
Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: hoy estarás conmigo en el paraíso.
María estaba de pie cerca de la cruz. El apóstol Juan también estaba allí. Jesús le pidió a Juan que cuidara a su madre y Juan se llevó a su casa a la madre de Jesús.
Después hubo tinieblas y el sol se oscureció. Jesús dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu y expiró.
Al ver que Jesús había muerto, un soldado le atravesó el costado con una lanza, saliendo sangre y agua. A los ladrones les partieron las piernas.
Cuando el centurión vio lo que sucedió dijo: este hombre era justo. Y toda la multitud, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho.

LA CRUCIFIXIÓN. SÍMBOLO CRISTIANO

En la iconografía destacamos los momentos previos:
1-    El dramático momento en el que Cristo fue clavado en la cruz, plasmado por Durero.
2-    La elevación de la cruz en la cima del Gólgota, pintada por Tintoretto.
Cristo crucificado es el emblema de la salvación de los hombres y el principal símbolo de iconografía cristiana.
En el Arte Paleocristiano se utilizó el símbolo del cordero místico con la cruz.
Desde el siglo VI el Salvador se presenta con forma humana, vivo y con los ojos abiertos y triunfal, iconografía que se prolonga hasta el siglo XI.
Presenta 3 ó 4 clavos. Dos en las palmas de las manos y 1 ó 2 en los pies.
Después Jesús cerrará los ojos, ladeará la cabeza y presentará una túnica o un paño de pureza, hasta que Miguel Ángel y Cellini osen desnudarle en el Renacimiento.
Miguel Ángel (escultura de Cristo de la Basílica del Santo Espíritu de Florencia y pintura del Juicio Final de la Sixtina). Cellini en el Cristo de mármol de El Escorial.
Pueden aparecer elementos simbólicos:
·         El sol y la luna
·         La iglesia y la sinagoga
·         La calavera de Adán, primer pecador redimido.
·         Ángeles que recogen la sangre de Cristo
·         El pelícano, que con su sangre alimenta y salva a sus crías, al igual que Cristo salvó a la humanidad
Varía el número de personajes de la crucifixión:
·         Jesús (1)
·         Jesús, la Virgen y San Juan (3)
·         Jesús, la Virgen, María Magdalena y San Juan (4)
En el Renacimiento concibió un amplio escenario con multitud de personajes, pero El Concilio de Trento devolvió la austeridad al tema.
Dimas, el Buen Ladrón se coloca a la derecha de Cristo como un joven apolíneo arrepentido y el malo, Gestas,  a la izquierda con una anatomía diferente. (276)

EXPOLIO

Es el episodio en el que los soldados se echan a suertes la túnica de Cristo y los artistas lo sitúan con frecuencia en un ángulo del primer plano.
Hasta el siglo XIII la Virgen y San Juan, a quien Cristo había encomendado a su Madre, se ubican a ambos lados de la cruz, posteriormente aparecen más personajes y el tema del desmayo de la Virgen por tanto dolor, que es sostenida por San Juan, en una imagen piadosa.
La Virgen suele aparecer con las manos cruzadas sobre el pecho, o en el momento del desmayo.
La presencia de Juan simboliza al resto de los apóstoles.
María Magdalena llora desconsolada al pie de la cruz.

DESCENDIMIENTO DE LA CRUZ

Jesús es sepultado (Mt.27.57-61; Mr.15.42-47;Jn.19.38-42)
José de Arimatea era un varón bueno y justo. La tarde del Viernes Santo, fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús.
José de Arimatea bajó el cuerpo de Jesús, ayudado por Nicodemo, un anciano sacerdote, en presencia de la Virgen María, San Juan Evangelista y María magdalena.
Lo envolvió en una sábana y lo puso en un sepulcro nuevo. Rodaron una gran piedra para cubrir la entrada.
Las mujeres que habían venido con él desde Galilea vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Prepararon especias aromáticas y ungüentos y descansaron el sábado, conforme al mandamiento.

LAMENTACIÓN

Con el Descendimiento de la cruz se inicia un ciclo narrativo dentro de la pasión, llamado la Lamentación, que termina en el Entierro.
El Descendimiento en Italia se denomina Deposición y surgió en la iconografía bizantina del siglo X. Representa a José de Arimatea y Nicodemo subidos en escaleras, sosteniendo en sus brazos el cuerpo de Cristo en el momento del descenso de la cruz.
La Virgen acoge y besa los brazos de Cristo, mientras en las escenas más patéticas se desmaya víctima del dolor.
A finales de la Edad media se incorpora María Magdalena llorando y abrazando los pies de Cristo.

LA PIEDAD, EL DOLOR (EOS EN LA MITOLOGÍA)

La iconografía de la Piedad responde a la sensibilidad patética de finales de la Edad media.
María recibe a Cristo, que acaba de ser descendido de la cruz, sobre sus rodillas o llora sobre el cuerpo de su Hijo, yacente a sus pies. (306 y 87) Piedad de Miguel Ángel.

EL SANTO ENTIERRO DE CRISTO. San Mateo (Mateo 27, 57-61)

José de Arimatea tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue. María Magdalena y la otra María estaban sentadas frente al sepulcro.
El tema del Santo Entierro fue muy popular en la Edad Media. Está dotado de una fuerte carga patética en los rostros y gestos de los 7 personajes:
La Virgen y San Juan.
Las 3 Marías, Magdalena y las Santas Mujeres: María, la madre de Santiago, y María Salomé.
José de Arimatea y Nicodemo. (279)
El Renacimiento italiano desarrolló una segunda iconografía, el traslado de Jesús al Sepulcro, una emotiva procesión tratada por Rafael y Rembrandt.

DESCENSO A LOS INFIERNOS

El N. Testamento afirma que Jesús "resucitó de entre los muertos (Hch3, 15; Rm8,11;1Co15,20). Antes de resucitar, estuvo en la morada de los muertos (Hb 13, 20).
Jesús conoció la muerte como todos los hombres y se reunió con ellos en la morada de los muertos. Pero ha descendido como Salvador proclamando la buena nueva a los espíritus que estaban allí detenidos (cf. 1 P 3,18-19).
Según la leyenda Dorada, Jesús descendió a los Infiernos y después de romper los cerrojos, liberó del Limbo a los personajes del Antiguo y del Nuevo Testamento.
Cristo, armado con la bandera de la Resurrección y pisando el mal, libera a Adán y Eva y a otros personajes de la boca del Infierno, Duccio y Ribera en el XVII (279)

LA RESURRECCIÓN, EL TRIUNFO SOBRE LA MUERTE

Al tercer día de su Pasión (Domingo de Pascua), Jesucristo resucitó. Un ángel vestido de blanco abrió el sepulcro y se sentó sobre la piedra. Los soldados asustados, huyeron y fueron a contar lo sucedido.
Evangelio según San Marcos (Marcos 16, 1-8)
Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús.
A la madrugada del tercer día, Domingo de Pascua, fueron al sepulcro. Y decían: ¿Quién nos correrá la piedra del sepulcro? Pero vieron que la gran piedra había sido corrida.
Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca, quien les dijo: No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto.
Vayan a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como se lo había dicho.
Evangelio según San Juan (Juan 20, 1-18)
María Magdalena fue al encuentro de Pedro y dijo: Se han llevado al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
Simón Pedro entró en el sepulcro y vio las vendas en el suelo y el sudario que había cubierto su cabeza, que estaba enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.
La Resurrección de Cristo se plasma con el Crismón y los soldados adormecidos en el arte paleocristiano.
A finales de la Edad Media Cristo aparece envuelto en luz o ante el sol.
El esquema canónigo muestra a Jesús saliendo vencedor de su tumba, sarcófago o gruta, sobre los soldados dormidos, bendiciendo con su mano derecha.
Cristo también puede aparecer de pie pisando su tumba o delante de ella, como emblema de su triunfo sobre la muerte, que pervivirá en el Barroco.

NOLI ME TANGERE. Evangelio según san Juan 20, 11-18

María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies, del lugar donde se puso el cuerpo de Jesús.
Ellos le dijeron: ¿por qué lloras? María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Se volvió y vio a Jesús allí, pero no le reconoció.
Jesús le dijo, María, y ella le dijo Maestro. Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes». María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y le había dicho esas palabras.
En el Noli me tangere María Magdalena, ella confunde a Cristo resucitado con un hortelano. El Salvador se da a conocer y le dice María no me toques (noli me tangere)
Jesús suele llevar una túnica o aparece vestido de hortelano, señalando con su dedo al cielo. (281)

CENA DE EMAÚS. JESÚS PARTE EL PAN Y BENDICE.   Lucas 24, 13-

Emaús simboliza que Jesús nos acompaña en todo el camino de nuestra vida.           
Mientras los hombres conversaban, Jesús se acercó y les dijo: ¿De qué discutís mientras vais andando?» Cleofás le respondió: ¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo y cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien que iba a librar a Israel.
Algunas mujeres de las nuestras al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía.
Él les dijo: para creer todo lo que dijeron los profetas ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria? Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.
Ellos le dijeron: Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado. Y cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado.
Volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos y contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido al partir el pan.
El arte refleja el momento en el que el Maestro comparte la cena con los discípulos de Emaús en un interior.
Caravaggio en la Cena de Emaús, de 1601 de la National Gallery de Londres aplica una luz tenebrista a los alimentos y recoge gestos cargados de teatralidad. (282)

LA DUDA DE TOMÁS. APARICIÓN A LOS APÓSTOLES. Jn 20, 24-29

Tomás, uno de los Doce, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."
A los 8 días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.
En la duda de Santo Tomás en Amberes,  Rubens pinta a Cristo intentando dirigir la mano de Tomás hacia su costado en presencia de 2 discípulos. (283)

LA ASCENCIÓN. Evangelio según san Lucas 24, 46-53

Jesús dijo a sus discípulos: estaba escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.
Vosotros sois testigos de estas cosas. Permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto.
Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo y mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
Ellos, después de postrarse ante Él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.
El arte medieval constituyó dos iconografías:
Cristo elevado al cielo con ayuda de los ángeles.
Cristo asciende por si sólo al cielo.
El arte bizantino plasmo a Cristo sentado o de pie dentro de una almendra mística (mandorla) portada por ángeles, imagen que pasó a Italia en la ascensión de Cristo de Pietro Perugino, Museo de Bellas Artes de Lyon. (283)
En Occidente en cambio se consagra la subida al cielo de Jesús guiado sólo por Dios. En ocasiones sólo resultan visibles sus piernas.
El tema fue eclipsado tras el Concilio de Trento por la Asunción de la Virgen.

PENTECOSTÉS, LA PREDICACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Pentecostés es una palabra de origen griego que significa cincuenta. Los judíos celebraban la fiesta de las siete semanas (Ex 34, 22), donde daban gracias a Dios por  las cosechas.
Después cambiaron el significado, para dar gracias por la ley entregada a Moisés en el Sinaí, la Alianza del Antiguo Testamento, donde Dios se compromete a estar con su pueblo siempre y ellos a cumplir los mandamientos.
Jesús en la Última Cena promete enviar el Espíritu Santo para que esté con sus discípulos siempre. Estando todos reunidos en un mismo lugar, de repente vino del cielo un ruido, como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa en la que se encontraban.
Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo, y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse”. (Hch 2, 1-4)
Texto del Evangelio (Juan 20,19-23)
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: La paz con vosotros.
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo como el Padre me envió, también yo os envío.
Sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.    A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.

ICONOGRAFÍA

EL ESPÍRITU SANTO

Desde ese día ya no tuvieron miedo y salieron a predicar a todo el mundo las enseñanzas de Jesús.
El Espíritu Santo les dio fuerzas para llevar la palabra de Jesús a todas las naciones, y bautizar a todos los hombres.
El Espíritu Santo es Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. El Espíritu Santo es el amor grande y perfecto, que existe entre el Padre y el Hijo.
El Espíritu Santo llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la Confirmación.
Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Dios y al prójimo.
Señales del Espíritu Santo: El viento, el fuego, la paloma.
El viento es una fuerza invisible como el Espíritu Santo.
El fuego limpia. Se prende fuego al terreno para quitarle las malas hierbas y poder sembrar buenas semillas.
El Espíritu Santo es una fuerza invisible y poderosa que habita en nosotros y nos purifica de nuestro egoísmo para dejar paso al amor.
        El Espíritu Santo nos conduce para perfeccionarnos.
        El Espíritu Santo mora en nosotros. Por eso debemos respetar nuestro cuerpo y nuestra alma. Es el amor.
        El Espíritu Santo nos llena de amor, de paz, de gozo, de fe y de esperanza.
    •    El Espíritu Santo asiste especialmente al representante de Cristo en la Tierra, el Papa, para que guíe rectamente a la Iglesia y cumpla su labor de pastor del rebaño de Jesús.
    •    El Espíritu Santo construye y da unidad a la Iglesia.
    •    El Espíritu Santo tiene siete dones.

Los siete dones del Espíritu Santo:

SABIDURÍA: Nos permite entender y experimentar las cosas divinas, para poder juzgarlas rectamente.
ENTENDIMIENTO: Nos ayuda a entender las cosas que nos manda Dios.
CIENCIA: Nos ayuda a pensar bien y a entender con fe las cosas del mundo.
CONSEJO: Nos ayuda a ser consejeros de los demás, guiándolos por el camino del bien.
FORTALEZA: Nos ayuda a no caer en las tentaciones del demonio.
PIEDAD: Nos ayuda a amar a Dios como Padre y a los hombres como hermanos, ayudándolos y respetándolos.
TEMOR DE DIOS: Ayuda al alma a apartarse del pecado para agradar a Dios.

Se representa a la Virgen y a los apóstoles recibiendo el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego sobre sus cabezas, que parten de la paloma o la Mano de Dios.
En el Renacimiento se ubica la escena en un interior.  El centro, lugar de honor, fue ocupado por Pedro y después por la Virgen, entronizada en majestad, como refleja El Greco en el Museo del Prado. (284)
El tema se vincula con el misterio de la Trinidad y la predicación apostólica de la palabra de Dios.

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